domingo, 24 de enero de 2010

Me declaro culpable




Si, es cierto.
Me confieso romántica hasta los huesos, adoradora de las notas tristes de un piano solitario; me confieso amante del dramatismo y las lágrimas. Declaro que soy mentirosa e impredecible, capaz de no decir la verdad si es necesario. Me confieso sádica, con una horrible obsesión por las heridas y la sangre; confieso haber pensado más de una vez en cambiar y al final no haberlo logrado.
Me declaro tonta, irracional e impulsiva la mitad de mi tiempo; afirmo que la otra mitad soy solitaria y dramática, con amor por el silencio y las puestas de sol. Confieso que me gustan las noches con estrellas, tumbada sobre la hierba fría y húmeda; admito que odio y odiaré por siempre que los demás sufran, y admito que me gusta sufrir. Me confieso horrible, detestable, insoportable; me confieso cansina y cansada de todo y a todos.
Me declaro culpable de ser como soy, con todos los cargos. Ahora vosotros, jurado, decidiréis mi castigo.