sábado, 12 de marzo de 2011

Charcos



Mañanas de lluvia;
Cielo gris contra
una sonrisa suya.
Árbol verde,
hierba verde;
rosa blanca
llorando lluvia.
Cielo verde,
hierba verde;
sonrisa suya
llorando rosas.

jueves, 10 de marzo de 2011

Interferencias en la radio

Página en blanco. La inspiración se marcha.
¡Fus!
Ya no está.

martes, 8 de marzo de 2011

El viejo que no era de buñuelos



Aquel abuelo parecía haber vivido siempre en su pequeño ático.
Escritor fracasado de novela erótica, excéntrico, amable y extrovertido, acostumbraba a comer castañas asadas sentado en un banco del boulevard en invierno. Cuando hacía frío y le llegaba la inspiración se encendía la pipa, se ponía las pantuflas y la bata, rezongaba por toda la casa hasta encontrar sus viejas gafas y se sentaba a leer el periódico hasta que se le pasara.
Y en las tardes de verano se sentaba frente a su máquina de escribir, con sus teclas suaves y desgastadas, y contaba todo lo que se le pasaba por la cabeza; mientras, se comía un polo de fresa.
Cada cual tiene sus pequeñas cosas, y este abuelo no sería para menos; como suelen decir, más por viejo que por diablo.


lunes, 7 de marzo de 2011

Dissez dix-huit

Gracias. Por todo. Momentos, personas, risas, lágrimas, años, segundos, lugares, hogares, por el mar, la montaña, las estrellas, por los días de verano, por las noches de otoño, por el rojo y el verde, por el aire frío y el radiador caliente; por las personas a las que he querido, por las que quiero y por las que amo, por los lugares que nunca olvidaré. Por los atardeceres rojos de mi ciudad, por las mañanas de playa, por el sol de Belagua y su agua fría; por la alegría, por el cansancio de la ruta, por las risas y los momentos con los bohemios, por el verde de la hierba y el sabor de la limonada. Por las pipas y las patatas fritas, por la tarta de queso, por los estornudos, por las mechas moradas, por mi futuro arito en el labio; por la luna, por la inspiración, por las palabras, por los abrazos y los besos, por las caricias y las canciones que adoro. Por lo que he podido dar y lo que me han dado, por el sol en la piel, por las noches de escribir, por los juegos, por mis mitades y el todo completo; por el mundo, por los calcetines calentitos, por la sopa, por mis amigos, por mis ex, por mis no ex, por las casualidades en el bus y los planes de dos años...
por estos dieciocho, gracias.