del nacer de una idea;
de una autodestrucción prolongada
y provocada,
repetida.
Hay un inmenso abismo que llamamos aire. Un abismo de vacío, completamente repleto de todas aquellas cosas que pasan, pasaron y puede que no pasen; de esas cosas que no sabemos absolutamente nada, sobre las que aventuramos, a las que condenamos y ensalzamos sin siquiera saber si existen. Todas esas cosas que están en el aire, a las que llamamos a su propia ejecución.
En el aire están todos esos
En el aire está el eco. De mi voz, tus pensamientos, de todo acto y no acto.
Y el eco repite: ¿Quién soy?
¿Quién no eres, eco?
Y el eco, al repetir su pregunta, recordó.