Ese roce imperceptible, esa imparable caricia de la vida que hace temblar al universo... ¡Renace! '¡Renace en ti, en todas esas cosas que tú eres, y déjate ser el mundo, el trueno, la chispa, el bello ser humano que nunca dejaste de ser!
sábado, 20 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
# 4 Huele a tormenta
Se avecinan examenes... ayayayayay!
Pero bueno, mañana será día de relax. Luego ya, que venga lo que sea...
Pero bueno, mañana será día de relax. Luego ya, que venga lo que sea...
miércoles, 17 de noviembre de 2010
3# Descansen!
Madre, que alivio. El examen de historia era un gran peso sobre mis hombros, je je je; menos mal que ya no está.
En fin, hoy no hay mucho que contar, a excepción de que he conseguido hablar mucho rato con Lady O.B. Me ha contado lo que le pasaba y no era nada contra mí, asi que contenta me hallo ^^
Hoy que me encuentro plenamente feliz y dicharachera (palabra horrible donde las haya, madre mia que horterada...) escribiré algo con la técnica de "escribe automáticamente y no leas lo que has puesto".
A veces me apetece ser un pedacito de nube arrastrada por el viento, y llegar a todas partes montada en una llama gigantesca; tengo la impresión de que soy una mantis religiosa que acecha, paciente, a que venga el elefante y se la coma. ¿Por qué no habría yo de poder alcanzar la felicidad con un pétalo de rosa, de los que se posa con hermosa sencillez sobre los labios carmin de mi lirio amado?
Te respeto, oh gravedad, mas no te quiero en mi vida, porque prefiero que me dejes volar.
(Añado, ya recuperada mi consciencia, que odio a Murphy y sus malditas leyes ¬¬)
En fin, hoy no hay mucho que contar, a excepción de que he conseguido hablar mucho rato con Lady O.B. Me ha contado lo que le pasaba y no era nada contra mí, asi que contenta me hallo ^^
Hoy que me encuentro plenamente feliz y dicharachera (palabra horrible donde las haya, madre mia que horterada...) escribiré algo con la técnica de "escribe automáticamente y no leas lo que has puesto".
A veces me apetece ser un pedacito de nube arrastrada por el viento, y llegar a todas partes montada en una llama gigantesca; tengo la impresión de que soy una mantis religiosa que acecha, paciente, a que venga el elefante y se la coma. ¿Por qué no habría yo de poder alcanzar la felicidad con un pétalo de rosa, de los que se posa con hermosa sencillez sobre los labios carmin de mi lirio amado?
Te respeto, oh gravedad, mas no te quiero en mi vida, porque prefiero que me dejes volar.
(Añado, ya recuperada mi consciencia, que odio a Murphy y sus malditas leyes ¬¬)
martes, 16 de noviembre de 2010
2# Sospecho
Si, sospecho. Me da la sensación de que a Lady O.B. le pasa algo conmigo... ha cambiado desde que estuve en su casa. ¿Reserva?... ¿Está enfadada?... seguramente yo lo estaría, aunque no sé por qué... y no me gusta, creo que es una persona que me comprende y no me gusta que estçe asi... espero que si pasa algo me lo diga...
Bueno, dejando atras mis dudas, hoy soy feliz; ¡me he quitado el examen de historia del arte! Ahora por fin puedo descansar tranquila; menos mal...
Bueno, dejando atras mis dudas, hoy soy feliz; ¡me he quitado el examen de historia del arte! Ahora por fin puedo descansar tranquila; menos mal...
1# Atardecer
Ayer tuve el curioso antojo de empezar a escribir en primera persona, después de todo este tiempo de relatos y reflexiones en estilo dramático; dado que no pude empezar por culpa del examen de historia del arte, lo haré hoy contando algo que ayer me pareció curioso.
Salí de clase de flauta (travesera, malpensados ¬¬) a eso de las cinco y media, casi menos veinte; mi ánimo estaba digamos que rozando el suelo, después de todas las cosas que me han ido pasando; la pérdida, discusiones con mi ex novia, presión por el examen... vamos, que tenía ganas de todo menos de saltar de alegría.
Pero, y he aquí la moraleja de mi día de ayer, me encontré de nuevo con que se reafirmaba mi teoría sobre la felicidad; a mi me hacen feliz los pequeños detalles de cada día.
He de decir que cada vez que salgo de un edificio tengo la manía de mirar antes que nada al cielo; así pues salí de la academia y miré hacia arriba, encontrando el mismo color gris plomizo que antes. Me gusta ese color, me encanta la lluvia y sobre todo me gusta mojarme con ella, y ayer parecía acompañarme el día. Y para mi sorpresa (que no sé por qué me sorprendo) encontre trazos de rojo carmín. Aquí cabe declararme enamorada perdida de los atardeceres (como se habrá podido comprobar en algún relato). Seguí adelante y cada vez las nubes enrojecían más, hasta que llegué a una calle que dejaba ver (y casi parecía puesta a propósito para verlo) el sol anaranjado, brillante, en todo su esplendor; tenía un increíble degradado que pasaba del naranja ardiente a un dorado intensísimo, el cual se iba convirtiendo en rojos y morados según la nube a la que miraras. Como una escena del Apocalipsis, así parecía, con el cielo rojo, morado y gris, y aquel sol que parecía de película. En ese momento sentí mucha necesidad de una mano que agarrar para contemplarlo. Quise hacerle una foto, como es mi costumbre (y como buena coleccionista de atardeceres, aunque sean en el móvil), pero jamás le habría hecho justicia, asi que lo dejé estar. Y entonces me dí cuenta...
¡Nadie, absolutamente NADIE estaba mirando aquello!
Realmente me sorprendí; ¿cómo se puede estar tan ciego para no ver la maravilla que había allí? ¿Por qué mirar al suelo y desperdiciar esa belleza?
Tengo que decir, mundo, que el dinero nunca brillará tanto, ni se podrá jamás comprar mayor belleza que la que ayer tuve el acierto de contemplar, durante apenascuatro o cinco minutos, hasta que el sol se escondió. Mi sonrisa no lo hizo, lo aseguro.
Salí de clase de flauta (travesera, malpensados ¬¬) a eso de las cinco y media, casi menos veinte; mi ánimo estaba digamos que rozando el suelo, después de todas las cosas que me han ido pasando; la pérdida, discusiones con mi ex novia, presión por el examen... vamos, que tenía ganas de todo menos de saltar de alegría.
Pero, y he aquí la moraleja de mi día de ayer, me encontré de nuevo con que se reafirmaba mi teoría sobre la felicidad; a mi me hacen feliz los pequeños detalles de cada día.
He de decir que cada vez que salgo de un edificio tengo la manía de mirar antes que nada al cielo; así pues salí de la academia y miré hacia arriba, encontrando el mismo color gris plomizo que antes. Me gusta ese color, me encanta la lluvia y sobre todo me gusta mojarme con ella, y ayer parecía acompañarme el día. Y para mi sorpresa (que no sé por qué me sorprendo) encontre trazos de rojo carmín. Aquí cabe declararme enamorada perdida de los atardeceres (como se habrá podido comprobar en algún relato). Seguí adelante y cada vez las nubes enrojecían más, hasta que llegué a una calle que dejaba ver (y casi parecía puesta a propósito para verlo) el sol anaranjado, brillante, en todo su esplendor; tenía un increíble degradado que pasaba del naranja ardiente a un dorado intensísimo, el cual se iba convirtiendo en rojos y morados según la nube a la que miraras. Como una escena del Apocalipsis, así parecía, con el cielo rojo, morado y gris, y aquel sol que parecía de película. En ese momento sentí mucha necesidad de una mano que agarrar para contemplarlo. Quise hacerle una foto, como es mi costumbre (y como buena coleccionista de atardeceres, aunque sean en el móvil), pero jamás le habría hecho justicia, asi que lo dejé estar. Y entonces me dí cuenta...
¡Nadie, absolutamente NADIE estaba mirando aquello!
Realmente me sorprendí; ¿cómo se puede estar tan ciego para no ver la maravilla que había allí? ¿Por qué mirar al suelo y desperdiciar esa belleza?
Tengo que decir, mundo, que el dinero nunca brillará tanto, ni se podrá jamás comprar mayor belleza que la que ayer tuve el acierto de contemplar, durante apenascuatro o cinco minutos, hasta que el sol se escondió. Mi sonrisa no lo hizo, lo aseguro.
domingo, 14 de noviembre de 2010
ON/OFF
¿El tiempo no tiene botoncito de STOP? Esta tarde me habría gustado pulsarlo, en esos momentos en que estás tan a gustito que... ay, que los minutos se te escapan, y tu te acurrucas junto al otro para ver si con el calor pasa más lenta la cosa...
Pero no, las manecillas son rigurosas en cuanto a cumplir su horario. Así que sólo nos quedará intentar repetir los momentos en que, aún a riesgo de parecer bolitas de pelo, buscamos atrapar los segundos entre el calorcito, un abrazo... y cualquier película que haga llorar.
Pero no, las manecillas son rigurosas en cuanto a cumplir su horario. Así que sólo nos quedará intentar repetir los momentos en que, aún a riesgo de parecer bolitas de pelo, buscamos atrapar los segundos entre el calorcito, un abrazo... y cualquier película que haga llorar.
Burning
La culpa siempre quema.
Y que digan que no te arrepientes cuando realmente siempre lo haces... duele.
Mi piel arde.
La culpa me quema.
Y sin embargo, aunque lo sienta, sé que no soy culpable.
Pero lo siento.
Y que digan que no te arrepientes cuando realmente siempre lo haces... duele.
Mi piel arde.
La culpa me quema.
Y sin embargo, aunque lo sienta, sé que no soy culpable.
Pero lo siento.
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