Ese roce imperceptible, esa imparable caricia de la vida que hace temblar al universo... ¡Renace! '¡Renace en ti, en todas esas cosas que tú eres, y déjate ser el mundo, el trueno, la chispa, el bello ser humano que nunca dejaste de ser!
miércoles, 12 de enero de 2011
El castillo
Hubo una vez un castillo sobre una montaña verde.
La gente decía que lo habitaban los fantasmas de los guerreros que una vez intentaron conquistarlo; se decía que aún seguían allí las armas y yelmos de los soldados.
El castillo, desde lo alto, vigilaba todo el bosque.
Los nobles de la ciudad aseguraban ser descendientes de aquellos que mandaron construirlo, y llevar la sangre valiente y luchadora de los defensores.
Entre las torres y almenas del castillo, el viento cantaba alegremente.
Los hombres decían que aún se veía, los miércoles por la noche, a la bellísima dama del castillo caminando sobre las murallas, como alma en pena por su amante.
Hubo una vez un castillo sobre una montaña verde.
Ahora, sólo hay robles.
Y cuando la dama guerrera camina entre los silenciosos soldados fantasma, el viento canta alegremente una canción de guerra; su amante, el arquero, vigila el bosque desde lo alto.
Los muertos se han levantado.
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