domingo, 11 de diciembre de 2011

La nieve que está por venir

"Sentada en aquel banco, helada, con el ánimo por los suelos, Sandy pensó que la vida a veces se complicaba en dar vueltas y vueltas, cuando tenía delante un liso y llano camino recto. Se rió con tristeza, y la idea de que la había dejado plantada le caló hasta los huesos, como la nieve que poco a poco caía sobre sus hombros.
Pensó en si realmente se merecía aquella mala suerte... o más bien mala puntería, siempre dándose de cabezazos contra el mismo muro. También se le pasó por la cabeza que aquel cabeza de chorlito tampoco merecía que estuviese ahí, con la nariz hecha un cubito y las lágrimas volviéndose escarcha en sus mejillas. Pero, a pesar de todo...
Sandy agachó la cabeza, con un enorme y doloroso nudo en la garganta, a punto de llorar como nunca lo había hecho.

-¿A qué viene esa cara tan triste, dulzura?

La voz venía de arriba. Sandy inclinó la cabeza y distinguió unos alegres ojos grises brillando tras un mechón de pelo castaño y verde.

-¡Vamos, Sweet, está nevando! ¿Quién pasa frío en un banco cuando puede congelarse tirada en la nieve haciendo angelotes?-le dijo, y saltando del respaldo del banco la agarró y la obligó a levantarse.

-Nana...-murmuró Sandy.

La chica se detuvo, la miró un largo rato a los ojos y, sin mediar palabra, la abrazó con fuerza.

-Te acompaño a casa, ¿vale?-le susurró.-Te haré compañía hasta que lleguen tus padres si quieres.

Sandy, que estaba luchando lo indecible contra el nudo de su garganta, asintió y se echó a llorar de repente. No podía retenerlo más, se estaba ahogando de tantas lágrimas que llevaba dentro.

-Shhh, tranquila. Llora lo que necesites. Ya habrá tiempo de sonreír, ahora deja que tu interior grite lo que le hace falta decir.

Sandy sólo pudo abrazarse más fuerte al pequeño y delgado cuerpo que estaba siendo su salvación."

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