Es como si el infinito sonriese, indicando la dirección al abismo. Y ese abismo, que es el miedo, que es la desesperación y la inspiración, que es todo aquello que buscas y al mismo tiempo todo lo que temes encontrar... es vida. Y la vida no es otra cosa sino una prolongada muerte, dulce, plena, una muerte viva y sincera a la que amar; porque la vida es destrucción, y la destrucción es creación, y el ser humano es hijo de ambas, tal vez bastardo, tal vez algo torpe, y por tanto tan bello... tan bello como amar...
Amar... amar el infinito, erguido y triunfante, el infinito perfecto...
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