en las que renacer
sin habernos ido,
para volvernos a encontrar.
Para volverte a buscar, no importan los años que pasen
-aunque sea en mi cabeza.
Porque la sangre corre por nuestra propia piel,
por nuestras propias manos,
por nuestra propia voluntad.
Porque herimos para poder morir a manos
de nuestra otra mitad.
Destrozar
para no tener que asesinar,
para seguir encontrándonos uno, dos
tres, cien, doscientos años después
-aunque sea en mi cabeza.
Y te sigo buscando, vidas después,
aunque tu y yo no nacimos en octubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario