Se acabó. No hay más camino, no quedan pasos ya andados. De nuevo he topado con la misma respuesta.
Este es el silencio que encontré, cuando ya no había canciones que pudiera escuchar.
Basta de notas prohibidas, de locura nocturna, de autoflagelación, de muerte sin renacer.
La autodestrucción, o el amor. El amor que nos hemos negado, Bestia.
¿Vienes?
La canción se repite; ha estado sonando toda la tarde, como antes.
Es una bonita forma de volverse a encontrar.
¿Sabes, Bestia?
Te quiero.
Te quiero, como sólo a mí puedo quererme, como sólo a mí puedo odiarme, como sólo a mí puedo destruirme. Como sólo tú puedes hacerme renacer.
De nuevo. Una vez más.
Bestia, es una noche bonita. Ojalá pudiésemos ir al tejado, antes de que la canción termine y vuelva a empezar.
Vamos a buscarnos, Bestia. En cualquier sitio estaremos bien.
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