lunes, 27 de mayo de 2013

Desgarro programado

No hay suavidad en las palabras que me desnudan las entrañas por las noches. No hay fuerza en mis huesos cuando se llenan de agridulce autocompasión.
¿Sabes? La luna entra por la ventana y me acuerdo de mi. Y me dan ganas de tener el valor que tenía cuando el sol tiñe el cielo de blanco y azul.

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