sábado, 3 de mayo de 2014

Si pudiera no hacerlo, prometo que así lo haría. Pero no puedo. Es pura envidia, negra y densa.

viernes, 28 de marzo de 2014

Madre, Tierra, tú y tu humanidad

He amado, y he perdido.
Escucha mi canto, humano. Jamás volverá a ser igual.
Desde el principio he sangrado por ti.
Mi vida, mi ser, ha pasado a ti
desde que despertaste en este universo oscuro.
Naciste en una explosión de amor,
entre destellos de estrellas.
Es tan simple como millones de años concentrados en carne y piel
en emociones que revientan las barreras de lo que ni siquiera conoces.
He amado y he perdido
en un simple e inmenso estallido;
todo mi cielo se ha extinguido y ha vuelto a nacer por ti.
Has caído sobre mi tantas veces que no puedo contarlas
tantas como me has amado y me has odiado,
tanto como yo te quiero, como te siento.
Me quemas. Me rompes, me ciegas, me violas, me desangro por tus miles de heridas.
Pero ambos latimos con la fuerza que derrochamos en amar;
aunque nos quedemos sin sangre,
la vida seguirá siendo una simple, inmensa y eterna explosión.

martes, 4 de marzo de 2014

Los mil

No hay punto alguno de mi interior que esté completo. Sin embargo...
¿Y qué?
Toma el lápiz. Aférralo.
Traza.
Palabras...
Cuántas historias quedan por nacer en este parto no anunciado.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Repentimplosión

Pretendemos reventar y estallar desde la luna. Este es el manifiesto del gatolobo, testamento de los hombres pardos, de las estrellas condueñadas y afirmadas en su base. La explosión te alcanzará como la Bestia que es, como la fuerza imparamovible, como la oscuridad bajo las hojas de los árboles.

domingo, 16 de febrero de 2014

Té, té, té con te, te conté

Te recuerdo, con esa camisa de cuadros
los pantalones rotos
y la sonrisa puesta. Te recuerdo
con el vestido beige
y los taconazos,
con esos pasos de niña.
Sonamos como algo que no está afinado, mi Bestia

viernes, 14 de febrero de 2014

Una mancha

Hay guerra declarada
sin enemigo.
Agarra tus cuerdas y grítame
desde tu estómago. Grita,
hazme oírte,
escúchame hacer gestos
de rendición.
Es hora de ponerse en marcha.
Reloj... tic, tac, toc,
¿quién lo rompió?
Nadie sabrá
en qué segundo se quedó
varado,
como el barco que nos lleva
y que sabe a sal.
Sal de aquí,
y sácame tu piel de la memoria
por la base de mi cuello;
tu aguja es fina
e hiriente,
tu abogado un hilo invisible
que me quiere atar al techo.
No es tu altura
sino mi firmeza en tu error,
sin pedestal de gracia
ni bola de demolición.
Todo culpa de la imaginación.
Me captas, ¿no es cierto?
Sé que
nadie leyó mis cartas,
porque nunca fueron canción
ni deleite del dragón,
ni acrobacia sin público
o hierro en corrosión
al que pulir con nuevas vidas,
dibujadas,
extraídas de los cuentos
que las piedras suelen gritar
cuando las pisas.
Esto no es una declaración
pero te quiero, sin noche,
sin frío suelo
ni idea desnuda que deslizar sobre ti.
Qué más da
si ya lo sabes,
si ya conoces el signo de puntuación,
si me sabes leer porque descifras
mensajes,
que dejo entre mis huesos y mi carne.
No me rompas,
al menos guárdame en un sobre azul;
tan azul como el frío,
como el mar, como tú,
como la tinta de mis palabras.
Ten cuidado,
destiñen.