jueves, 11 de marzo de 2010

Largo adiós para un extraño príncipe




Estoy cansada. Muy cansada, de todo.
Porque llevo ya demasiado tiempo con esto, demasiado tiempo dandole vueltas y comiendome la cabeza. Estoy harta de siempre tener que planchar mi corazón después de cada arruga, de tener que coserlo cada vez que se le hace un desgarrón. Tengo el alma zurcida a base de música y palabras, sin un sólo centímetro libre. Se acabó.
Se acabó. Y es que tú fuiste en mi vida como ese príncipe que me despertó del sueño; me bastó ver tus ojos oscuros para querer acercarme. Un poquito me era suficiente, ser tu amiga era una meta muy lejana todavía.
Te observé, te escuché casi a escondidas, oculta detrás de mi silencio; te comprendí, te admiré. Aprendí lo que te gustaba, lo que odiabas, lo que preferías y lo que no. Estuve dos años tratando de saberlo todo sobre ti. Y, cuando creía saberlo, me acerqué. Un simple "hola", un sentarse cerca, un participar en tu conversación. Luego hacer más cosas, dibujar, hablar, reír de vez en cuando.
Y una pausa.
Al volver, todo cambió. Estábamos cerca, mucho más cerca; la locura se compartía. Y vi en tí el príncipe que eras sin saberlo, y quise ser como tú.
Poco a poco, paso a paso, risa a risa, acabamos por acercarnos más; la amistad comenzó allí. Me sacaste de mi misantropía, me hiciste sacar todo lo que yo quería de mi, me reformaste el pensamiento; muchas cosas de mí se fueron a la basura, pero seguí siendo como soy... con unos cuantos cambios.
Sigo escribiendo poemas cuando me da, sigo contando vidas extrañas que extrañan muchas cosas; sigo emocionandome al ver un atardecer o contemplar las estrellas tumbada en la hierba. Sigo queriendo cantar muchas canciones tristes, más ahora que son muchas; sigo queriendo sufrir si hace falta por los demás.
Me cambiaste. No por completo, pero si bastante. Y cuando ya casi terminé de cambiar, todo se fue por la borda.
Empezaste a gustarme.
Me pregunto si realmente fue desde el principio y no a mitad, pero no lo creo. Yo simplemente quería ser tu amiga; cuando lo logré y te conocí mejor, me encapriché.
Porque solo era un capricho, verdad?
...
Se suponía.
Pero fue a más. Conforme íbamos estrechando la amistad, mi corazón se iba estrechando en torno a tu nombre.
Ah, príncipe loco, desbocado, príncipe extraño... que duro se me ha hecho todo este tiempo estar contigo. Te entiendo, te comprendo, te conozco, pero no aprendo. Y estoy cansada. Me cansé una vez ya, pero, como se suele decir, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra; y yo no iba a ser la excepción, verdad?
Me cansé, te hice una promesa. Oblivion.
Y lo intenté, vaya si lo intenté. Como dice Missy Higgins, "never say you've tried for the last time"; y no lo hice. Y creí incluso que lo había conseguido.
Los desengaños como ese sientan mal, ojii-sama.
Y llegó la tarde. Las ilusiones ya se han deshecho, sabes? Un nuevo cosido, otra aguja, otro hilo, y cierro el desgarro. Por última vez. Porque ahora si, de verdad, te digo adiós.
Adiós, príncipe extraño. Es mi turno de ser como tú. Mi turno de olvidar de una vez.
Que vaya bien. Sigue siendo como eres, como dicen Tegan y Sara en su canción "dark come soon": "Hide out from the ones you know will love you"
Menos mal que no me viste venir; soy feliz siendo como soy ahora. Algún día, si supero este miedo a recaer, hablaré contigo, y me reiré de mi misma; me reiré de este tiempo alocado, y volveré a darte las gracias por todo. Y podremos volver a salir, ya hacer locuras. Y quien sabe, tal vez a mirar una puesta de sol.
Adiós, principe extraño, príncipe desbocado. Te deseo lo mejor, que vivas bonito, mucho y bien. Si puedo, estaré contigo. "Goodbye for a while".
"And now we're saying bye..."

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