Gracias. Por todo. Momentos, personas, risas, lágrimas, años, segundos, lugares, hogares, por el mar, la montaña, las estrellas, por los días de verano, por las noches de otoño, por el rojo y el verde, por el aire frío y el radiador caliente; por las personas a las que he querido, por las que quiero y por las que amo, por los lugares que nunca olvidaré. Por los atardeceres rojos de mi ciudad, por las mañanas de playa, por el sol de Belagua y su agua fría; por la alegría, por el cansancio de la ruta, por las risas y los momentos con los bohemios, por el verde de la hierba y el sabor de la limonada. Por las pipas y las patatas fritas, por la tarta de queso, por los estornudos, por las mechas moradas, por mi futuro arito en el labio; por la luna, por la inspiración, por las palabras, por los abrazos y los besos, por las caricias y las canciones que adoro. Por lo que he podido dar y lo que me han dado, por el sol en la piel, por las noches de escribir, por los juegos, por mis mitades y el todo completo; por el mundo, por los calcetines calentitos, por la sopa, por mis amigos, por mis ex, por mis no ex, por las casualidades en el bus y los planes de dos años...
por estos dieciocho, gracias.
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