Deslizarse sin prisa
por la piel azul marino,
un viejo instinto
renacido
entre cenizas frías;
la vuelta de un abrazo
sin calma
ni prisa
que acelera el pulso
de mi memoria.
Y romper un silencio
de noche,
o dos semanas
de noches en silencio,
volver a vivir en la dulzura
de las sonrisas
que se dibujan a oscuras
No hay comentarios:
Publicar un comentario