martes, 27 de agosto de 2013

Los gatos que no hacían ruido

No sé qué tienen las noches tristes que me hacen sonreír. Ahí descubro mi puntito masoquista; punto al que acuchillo cada vez que me da por imaginar lobos esteparios que han hecho su guarida en mi.
Y ese si que es el verdadero momento en el que se puede pensar que me gusta sufrir por sufrir, porque soy tonta y punto. Puedo darle las vueltas que quiera, puedo mascarlo hasta que desaparezca, puedo remover recuerdos hasta quedarme sin memoria, pero seguiré siendo tonta porque me acusaré de ser tonta por actos que no son de tontos. A mí, tonterías las justas; las que hacen sentir bien, las tonterías que rozan la locura y el cómoesquenosemehaocurridoantes.
El lobo y el hombre, en un mismo interior.
...
Demasiado simple para significar "humano".
No hay ser más bello, más pequeño ni más infinito capaz de ser tan sumamente imbécil como el humano.
Después de todo, el humano lo es potencialmente todo.




Definitivamente, no soy un lobo. 

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