viernes, 22 de enero de 2010

Trazos

Un lápiz, una hoja cualquiera y un sitio dentro de mi espiritu para dibujar. Un huequecito en el espacio y en el tiempo, desconectar del mundo y... trazar.
Lineas que suben y bajan, formas, pliegues, brillos; carne y piel que, aunque no se pueda tocar, se puede acariciar.
Sombras, luz, sentimientos que rozan levemente mis labios como una suave brisa de papel.
Y cuando todo termina, algo se rompe y lo dejo atrás; incapaz de vivir sin ello, vuelvo una y otra vez a mi mundo de trazos, a mi pozo sin fondo cuya oscuridad es adictiva y que invita a volver cada vez que amanece.

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