viernes, 6 de mayo de 2011

Estación, tercera parada: Locura nocturna



Aún conservo el calor de tu piel en mis sábanas, con el pequeño deseo de que vengas a recogerlo... y te lo vuelvas a dejar aqui.
Pero en tu mente de plumas no cabe la certeza de mi olor en tu almohada, más libertad que el no saber; los acordes vuelan solos, huyendo de lo que fue.
Fúmate las horas, dale un trago a la inconsciencia y mete a la noche en tu cama; que ella, aunque huya por la mañana, volverá con movimientos felinos cada anochecer. Respira tus sueños, pocos perfumes te resultarán tan dulces.
Los peluches, por las noches, no corresponden los abrazos.

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