domingo, 2 de octubre de 2011

Para olvidar que se olvidó



Te recuerdo que aún no me he repuesto, y que tampoco me he rendido. Que todo ha ido rápido y ha sido repentino, y que aún así es un imprevisto imprescindible; que ha nacido para serme necesario, para permitirme abandonar el abandono.
Te recuerdo que no eres mi norte y que no debiste haberlo sido, pero me permito recordarte para no olvidarlo nunca; que todo es recíproco y enervante, que se recoge lo que se siembra y se siembra lo que se tuvo siempre. No tenemos norte, pero así es como lo prefiero.
Te recuerdo que acabas de llegar desde muy cerca, sin llamar a la puerta, que te has colado por una ventana; que aquí puede que haya mucho silencio, pero ya sabes que en casa de gatos todo rincón es un hogar.
Te recuerdo, aún cuando estás delante de mi.

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