sábado, 19 de junio de 2010

La niña

La niña sopla, y las montañas se deshacen. La niña ríe, y las rosas se abren, resplandecen y mueren en un agónico estallido de vida. La niña canta, y los vientos se levantan y se paran sin orden ni concierto. La niña cierra los ojos, y las historias se convierten en leyendas. La niña duerme, y todo sigue su curso.
Todos los hombres anhelan a esa niña; pero ella se escapa entre sus dedos como arena fina. Ella vale mucho más que su peso en oro.
Es la niña llamada Tiempo.

jueves, 17 de junio de 2010

Contrato incierto

-Por favor firme aquí; y aquí, y aquí, y aquí, y aquí, y...

El monton de hojas por firmar parecía interminable. El joven sintió que la embriagante sensación que lo había embargado en un principio se desvanecía y daba paso a una dolorosa opresión en el pecho; se desasosegó, la mano comenzó a temblarle. Más firmas, más firmas, más firmas... comenzaba a desesperarse.

-¡Tenga cuidado! No debe cometer tantos errores. Procure calmarse.

Se controló un poco, pero por dentro seguía temblando. Estaba asustado, ¿y si se equivocaba?
Las hojas por firmar habían reducido su número cuantiosamente; la ansiedad hizo su aparición. Estaba deseoso por terminar, pero el tiempo transcurría demasiado lento; firmaba a la velocidad del rayo, mejorando su trazo con cada nueva firma. El ejecutivo comprobaba con una sonrisa de satisfacción el ir y venir del bolígrafo.
La última hoja fue dejada en el montón. El joven sonrió tímidamente; la ilusión se entremezclaba con una sensación de inseguridad. ¿Y ahora?

-Enhorabuena, está usted enamorado.