martes, 27 de agosto de 2013

Los gatos que no hacían ruido

No sé qué tienen las noches tristes que me hacen sonreír. Ahí descubro mi puntito masoquista; punto al que acuchillo cada vez que me da por imaginar lobos esteparios que han hecho su guarida en mi.
Y ese si que es el verdadero momento en el que se puede pensar que me gusta sufrir por sufrir, porque soy tonta y punto. Puedo darle las vueltas que quiera, puedo mascarlo hasta que desaparezca, puedo remover recuerdos hasta quedarme sin memoria, pero seguiré siendo tonta porque me acusaré de ser tonta por actos que no son de tontos. A mí, tonterías las justas; las que hacen sentir bien, las tonterías que rozan la locura y el cómoesquenosemehaocurridoantes.
El lobo y el hombre, en un mismo interior.
...
Demasiado simple para significar "humano".
No hay ser más bello, más pequeño ni más infinito capaz de ser tan sumamente imbécil como el humano.
Después de todo, el humano lo es potencialmente todo.




Definitivamente, no soy un lobo. 

lunes, 26 de agosto de 2013

Melodías ajenas

Fiel a las noches de desarreglo emocional, hoy vuelvo a escribir. Vuelvo a escuchar más que la melodía de mi propia respiración, y escribo con suavidad para no despertar a nadie; aunque realmente no sepa muy bien a quién no deseo despertar.
Esta madrugada hace calor. ¿O es solo dentro de mi? Ni idea. 
Me duele el cuello. 
La próxima vez me castigaré escribiendo mil veces "no debo buscar mi ser en las cuerdas de un piano ajeno".
Finamente dicho, soy una persona desubicada en sus miles de cruces de caminos. Cualquier otro diría que soy una artista/música/escritora frustrada que se abandona como una mala puta entre los acordes de las canciones que hacen llorar (sobre todo por las noches), sin cobrar nada más que un mal sueño traído por la autocompasión.
Aunque ya ni la autocompasión me complace. Me queda el resquemor, como de estómago vacío, de que me faltan muchas cosas por aprender y de que no entiendo ni la mitad de lo que no llego a soñar.
De mis miles de caminos cortados, que me amenazan cuando llega la luna, me refugio en las melodías ajenas.