jueves, 6 de octubre de 2011

Canción para respirar entre sueños ajenos

The sun scares my sleep
Every morning brings the end
To the green shadows
Of the moonlight lovers
I use to breathe between your dreams
As a cat who walks on the roofs

Snow covers the night
Painting it white
Trapping frightened birds
With frozen wings

Put broken caresses
Put breaking caresses
Put broken caresses
Put breaking caresses
Under your skin

Put breaking caresses
Put broken caresses
Under our skin

martes, 4 de octubre de 2011

Las estrellas fugaces tienen siete puntas y siete vidas

Este gato se quedó sin vidas. Apostó todo al negro, al siete, a la esperanza de que aquella pequeña bola de acero le hubiese hecho caer en la casilla adecuada; siete, como siempre, por ser nada más que siete, por ser seis y el uno, por ser cuatro veces siete, por los siete días y las siete vidas, todas con sus siete mares...
Muchas veces, se puede ver a un gato pardo de manchas vagabundear por los tejados, por los teclados, buscando chimeneas muy altas para poder ver mejor a su estrella.

lunes, 3 de octubre de 2011

Porque nada de eso es menos que un sueño

A veces pienso. Y pienso, y adivino, y siento que soñarte no es dormirte. Que dormida sueño contigo, y sueño miles de horas, y sueño miles de veces tú; que te sueño despierta y de pie, que te sueño aún cuando me abrazas, aún cuando me besas sueño contigo. Y no quiero dejar de soñarte.
Pero, si pudiera, te dormiría. Te dormiría todas esas horas que he soñado, los mil días que he estado soñando, las infinitas veces que eres tú; te dormiría aún despierta, por todos los abrazos y los besos que me has hecho soñar. Te dormiría, y aún así seguiría soñándote, para no echarte de menos.

domingo, 2 de octubre de 2011

Para olvidar que se olvidó



Te recuerdo que aún no me he repuesto, y que tampoco me he rendido. Que todo ha ido rápido y ha sido repentino, y que aún así es un imprevisto imprescindible; que ha nacido para serme necesario, para permitirme abandonar el abandono.
Te recuerdo que no eres mi norte y que no debiste haberlo sido, pero me permito recordarte para no olvidarlo nunca; que todo es recíproco y enervante, que se recoge lo que se siembra y se siembra lo que se tuvo siempre. No tenemos norte, pero así es como lo prefiero.
Te recuerdo que acabas de llegar desde muy cerca, sin llamar a la puerta, que te has colado por una ventana; que aquí puede que haya mucho silencio, pero ya sabes que en casa de gatos todo rincón es un hogar.
Te recuerdo, aún cuando estás delante de mi.