martes, 11 de noviembre de 2014

La precisión milimétrica de un desgarro bienintencionado

Esas líneas no son firmes, no son bellas, no son fieras, pero se trazan. Y permanecen en el papel.
No vas a borrarme, Bestia. No vas a llenar de tinta mis ideas. Deja de arañarnos, vuelve a sentarte conmigo a mirar cómo nace el mundo cada mañana. Exactamente en el mismo sitio. Exactamente en la misma piel.