viernes, 6 de mayo de 2011

Estación, tercera parada: Locura nocturna



Aún conservo el calor de tu piel en mis sábanas, con el pequeño deseo de que vengas a recogerlo... y te lo vuelvas a dejar aqui.
Pero en tu mente de plumas no cabe la certeza de mi olor en tu almohada, más libertad que el no saber; los acordes vuelan solos, huyendo de lo que fue.
Fúmate las horas, dale un trago a la inconsciencia y mete a la noche en tu cama; que ella, aunque huya por la mañana, volverá con movimientos felinos cada anochecer. Respira tus sueños, pocos perfumes te resultarán tan dulces.
Los peluches, por las noches, no corresponden los abrazos.

martes, 3 de mayo de 2011

Estación, segunda parada: Sin pensar, a lo loco



A veces, sentada en esta misma silla, me pongo a pensar… Si, si, reíros lo que queráis, ¡porque esto es verdad!
A veces, sólo a veces, me pongo a pensar. No sé por qué, hay pocas ocasiones en que me ponga a pensar si digo: “¡Voy a pensar!”
Pero tampoco sabría decir cómo pienso; siempre que lo intento, imagino muchas bolitas con patitas girando unos engranajes de colores y un montón de estanterías con papeles y libros. Sólo espero que ahí dentro haya más orden que en mi habitación… aunque si están igual, creo que entiendo lo que dice mi madre de desorden monumental.
Y bueno… ¿por donde iba? ¡Ah si, pensar, eso era!
Cuando pienso, creo que pongo una cara muy seria, de estas que sólo ponen los mayores al escuchar: “Hablemos de negocios!”. Creo que, si me mirase al espejo mientras pienso, me reiría.
¿Por qué es tan serio esto de pensar?
En realidad, no sé mucho de pensar… sólo me pasa a veces, cuando me da la turuntela. Y a veces son cosas divertidas que me hacen reír, como si alguien me estuviese haciendo cosquillas… pero otras son tristes, que me hacen llorar…
Buah, me he puesto triste. Ahora ya no quiero pensar… igual mañana. ¡Sí, mañana!

Estación, primera parada: Manía



Eres... como intentar escribir con un boli gastado. Como las tres y veinte de la madrugada, con los ojos fijos en la luz del despertador.
Arriba, sábanas, hora de levantarse; eres como un buen despertar, con pelos de bruja y sonrisa de haber soñado bonito.
¡Pare, pare, revisor, que tengo un plan!
¡Arriba, que se nos va la vida!
¡Piii-piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Vapor, niebla de guerra; así, no vemos el futuro.
¡Piouiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Nunca le digas adiós a ese tren desde el andén. Súbete, aunque sea de polizón.