martes, 5 de junio de 2012

Apóptosis

Hay cierta lealtad que perdura. Perdura aún en la muerte, aún en el caos, aún en la creación después de la destrucción. Es la lealtad de los átomos, la fidelidad de las partículas que, eones atrás, estuvieron unidas a otras partículas; la fidelidad a la dependencia, al odio, al amor, a la sangre. Lealtad aún después de haber asesinado, quemado, traicionado, llorado, hundido.
La lealtad de las células que se suicidan. Se suicidan por puro amor, por puro deseo, por odio... se suicidan por vivir. Aún después de muertas, células de un mismo ser... aún después de haberse quitado la vida, siguen siendo parte. Siguen necesitándose.
Aún después...

Se suicidan, y te aman más que nunca por ello.